Tomo un remis para pagar el seguro del auto. Llego a la casa del seguro: cerrado. Subo al remis y emprendo el regreso a casa. El remisero para en la esquina: semáforo en rojo. Un auto que viene detrás toca bocina. El remisero ebulle de ira. El auto arrivante se pone al nivel del remis. El remisero, enardecido y propasado, agravia al conductor con un insulto: "he zapallo, qué tocas bocina, ¿no vés que esta en rojo?".
El conductor responde con un balbuceo casi incoherente, lo que hace enfadar aun más al remisero que vuelve a injuriarlo: "sí, zapallo, cual hay, bobo de mierda... sí, bobo de... mierda". Luego de un cruze de miradas que parecía hiba a concluir en una riña callejera, el remisero sube al auto y al cambiar la luz del semáforo a verde, emprende el regreso a mi casa. El resto del viaje fue silecioso. Una vez en la puerta de mi casa le abono la tarifa: 10 pesos. El remisero, un poco avergonzado por la situación, un poco por compromiso, me dice: "disculpe joven". Yo respondo con un poco de comprensión, pero sobre todo con mucho miedo: "no pasa nada, el otro era un boludo".
viernes, 23 de julio de 2010
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